La cintigrafía es un examen de diagnóstico por imagen que utiliza pequeñas dosis de sustancias radiactivas para evaluar el funcionamiento de órganos y estructuras del cuerpo humano. Este procedimiento, parte de la medicina nuclear, es ampliamente utilizado debido a su capacidad para detectar alteraciones fisiológicas y metabólicas antes de que sean visibles en otros estudios, como radiografías o tomografías.
El examen es considerado seguro y efectivo, ya que emplea mínimas cantidades de material radiactivo, que se eliminan rápidamente del organismo. Su precisión permite a los médicos obtener información detallada sobre el funcionamiento interno del cuerpo, facilitando diagnósticos tempranos y el seguimiento de diversas condiciones de salud.
La cintigrafía se utiliza para diagnosticar, monitorizar y dar seguimiento a una amplia variedad de condiciones médicas, especialmente aquellas relacionadas con el funcionamiento de los órganos. Por ejemplo, es ampliamente empleada para evaluar la salud cardíaca, identificar problemas en la tiroides, detectar fracturas ocultas o localizar tumores.
Además del diagnóstico, la cintigrafía desempeña un papel crucial en la planificación y el monitoreo de tratamientos. Permite a los médicos observar cómo responde el cuerpo a terapias específicas, como la quimioterapia o radioterapia, y ajustar las estrategias según sea necesario para obtener mejores resultados.
La cintigrafía utiliza una sustancia radiactiva llamada radiofármaco, que se administra al paciente por inyección, ingestión o inhalación, dependiendo del área a evaluar. Este material emite radiación que es captada por un dispositivo especial llamado cámara gamma, que genera imágenes detalladas de la región estudiada.
El procedimiento puede durar entre 30 minutos y varias horas, según el tipo de examen y el órgano evaluado. Durante la prueba, el paciente debe permanecer inmóvil para garantizar la calidad de las imágenes. Después, el radiofármaco se elimina naturalmente del cuerpo, generalmente en un período de 24 a 48 horas.
1. Cintigrafía Cardíaca
Se utiliza para evaluar el flujo sanguíneo y la salud del corazón. Es especialmente útil en la detección de enfermedades coronarias y para analizar la función del músculo cardíaco después de un infarto.
2. Cintigrafía de Tiroides
Dirigida al diagnóstico de afecciones como hipertiroidismo, hipotiroidismo o la presencia de nódulos. Proporciona una visión detallada de la función y estructura tiroidea.
3. Cintigrafía Ósea
Indicada para detectar fracturas ocultas, infecciones óseas o metástasis en casos de cáncer. Es uno de los exámenes más comunes en medicina nuclear.
4. Cintigrafía Renal
Permite evaluar el funcionamiento de los riñones y diagnosticar condiciones como obstrucciones o insuficiencia renal. También se usa para monitorizar trasplantes renales.
5. Cintigrafía Pulmonar
Recomendada para investigar embolias pulmonares o evaluar la función respiratoria en enfermedades crónicas.
Cuidados previos: Antes del examen, el paciente debe informar al médico sobre alergias, medicamentos que esté tomando y condiciones médicas previas. Dependiendo del tipo de cintigrafía, puede ser necesario ayuno o suspensión temporal de ciertos medicamentos.
Cuidados posteriores: Después del examen, se recomienda beber abundante agua para ayudar a eliminar el radiofármaco del organismo. El paciente puede retomar sus actividades normales, salvo indicaciones médicas específicas.
Aunque es segura para la mayoría de los pacientes, la cintigrafía puede estar contraindicada en los siguientes casos:
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